Cuando pensé en viajar a Argentina, tenia la expectativa de encontrarme con un país de paisajes espectaculares.
Buenos Aires, la Patagonia, los Andes, la tierra del Fuego, poder ver el Perito Moreno... Todo esto durante cinco semanas de vacaciones, Joder!!!
Como uno se puede imaginar la emoción y la ansiedad por empezar el viaje eran de dimensiones exageradas, y todo esto acompañado de David, uno de mis mejores amigos y por lo tanto como de la propia familia.

Pero cuando uno piensa en viajar, no sólo lo hace con la intención de mirar, sacar fotos, comer y descansar. Sino que se piensa un poco en la posibilidad de romper el mito del turista y ensanchar la visión que se tiene del mundo, intentar intercambiar ideas, opiniones, conocimientos... en resumen, crecer un poco más como persona.

En todos los sitios que hemos estado, hemos conocido un montón de gente dispuesta a: ayudarnos cuando nos hemos perdido; charlar un rato compartiendo una cerveza; enseñarnos porqué este país se llama Argentina; cagarse de risa con nosotros, de nosotros y de todo lo que se nos pusiera delante en ese momento; discutir desde diferentes puntos de vista; jugar al truco y al chancho; hacernos de guías por los infinitos rincones de ese monstruo que se llama Buenos Aires; perder la noche y esperar a que salga el sol...

Todo esto porque sí, sin esperar nada a cambio, curioso no? en el mundo donde estamos donde nada es gratis, y hay que pagar hasta por morirse.
Y por suerte, ahora ya de vuelta en casa, cuando hago la valoración de lo que ha significado la aventura argentina me doy cuenta de que tanto como me ha fascinado lo que he visto, que no es poco, poco seria sino hubiera compartido todo con las personas con las que nos cruzamos.
Y por suerte, ahora ya de vuelta en casa, cuando hago la valoración de lo que ha significado la aventura argentina me doy cuenta de que tanto como me ha fascinado lo que he visto, que no es poco, poco seria sino hubiera compartido todo con las personas con las que nos cruzamos.

He podido conocer mucha buena gente, muchos argentinos por donde estábamos, pero también otras personas de diferentes lados del mundo.
Todo esto da de pensar de que no todos estamos pervertidos por el sistema de vida que nos ahoga cada dia, y que todavía hay quien da sin esperar recibir, simplemente por el placer de dar.
Todo esto da de pensar de que no todos estamos pervertidos por el sistema de vida que nos ahoga cada dia, y que todavía hay quien da sin esperar recibir, simplemente por el placer de dar.

Recordando la frase de la que se apoderó Julio Cesar Gil os digo hasta pronto a todos.
"LA PUCHA SI VALE LA PENA VIVIR"
